The Perros Life
La idea de the perros life surge del amor a esos pequeños gigantes integrantes de la familia y la necesidad de plasmar los retratos más fieles de su personalidad.
Si tienes uno o más peludos; ya sea perro, gato, hurón u otra especie sabrás que además de sus diferencias físicas cada uno es único por dentro. Desde sus lugares, juguetes favoritos, gustos y disgustos; hasta su forma de dormir o sentarse son solo un poco de todo lo que los hace especiales.
Objetivo
Retratar la esencia y los sentimientos bajo la piel de los miembros más curiosos de la familia así como su convivencia con todos los demás integrantes de manera natural y respetuosa.
Ayudar al fomento del respeto y amor a todas las especies.
¿Cómo surge?
Amante de los animales y de la fotografía desde pequeña, he logrado combinar estas dos grandes pasiones dando como resultado las sesiones Siempre Juntos seguidas del proyecto Patitas Eternas que fue tomando forma hasta llegar a The Perros Life.
Siempre Juntos...
El origen de esta sesión tan especial
Lidia, la hermosa peluda de nariz húmeda y alegre de mi vida; fue diagnosticada con cáncer de huesos. Sabía que lo inevitable estaba cerca pero no que sus últimos momentos a mi lado vendrían a los pocos días después.
Luego de su partida lo único que pudo reconfortarme fueron sus fotos. Desearía haber hecho algo significativo de esos momentos para reconfortarme cuando ella no estuviera más.
Una fotografía de su mirada cansada llena de tantas historias, sus orejas con pelos ya no cafés sino blancos, apoyando su cabecita sobre su juguete de toda la vida; ella durmiendo en ese rincón que últimamente se había convertido en su favorito o simplemente mi familia dándole un beso de buenas noches.
Tiene como objetivo dar calidez a uno de los momentos más difíciles en la vida de una familia, llenarlo de mucho amor y al mismo tiempo crear recuerdos tangibles de memorias que ya no solo vivirán en el corazón sino también en unas hermosas fotografías.
¡En Honor a Lidia!
Mucho más que mi mascota fue mi compañera de juegos, de comida y de vida.
En el momento que llegó a casa fui la niña más feliz de la tierra; recuerdo que deseaba tanto una compañía como ella que los días siguientes a su llegada despertaba pidiendo porque no fuera un sueño y lloraba al ver sus ojitos y abrazar su pequeño cuerpo lleno de pelos y baba. De igual manera aunque ahora adulta, el día que se fue lloré tanto rogando porque fuera solo un mal sueño.
La vida y la muerte... Bendita dualidad Lidz.
Lidia era esa alma carismática que amaba a todos y los invitaba a rascarle la pancita, la que se subía a la cama en cuanto la luz se apagaba y se acurrucaba bajo las sábanas conmigo. Su corazón era tan grande que incluso en los días en los que ya no podía más ella luchó por ponerse de pie y darme un beso en la mejilla para limpiar mis lágrimas de un lengüetazo.
Entre tanto dolor, encontramos quien te diera un trato digno para poder conservarte aún después de tu partida, eso me inspiró muchísimo. Ojalá hubiera tenido unas bonitas fotos de nuestras últimas tardes juntas.
Para alguien como tú
Es tan hermoso ver como en esta época cada vez hay más personas que se preocupan y cuidan a sus mascotas como lo que son, un miembro más de su familia. Para tí y todos ellos solo tengo una palabra:
¡Gracias!
Gracias por preocuparse, por no dejarlos dormir solos con frío o la pancita vacía y por darles un hogar en donde pueden sentirse seguros y una familia que los hace saberse amados. Ya que no hay mejor medicina para un ser humano que ver unos brillantes ojitos llenos de felicidad al llegar a casa y saber que uno mismo es la causa de esa felicidad.